
Argentina supera a Colombia y se consolida como el tercer productor de petróleo en América Latina
Según The Economist, Argentina superará a Colombia y se convertirá en el tercer productor de petróleo de América Latina en 2024, con una producción de aproximadamente 800.000 barriles diarios. Solo quedará por detrás de Brasil, con 3 millones de barriles diarios, y Venezuela, con 1 millón.
Argentina es el cuarto país del mundo con mayores reservas de petróleo shale y el mayor en gas shale, exceptuando a China. La explotación de Vaca Muerta comenzó hace más de una década, pero en los últimos años la producción se ha disparado, consolidando a esta formación geológica como un pilar de la economía energética argentina.
A pesar del crecimiento, Argentina enfrenta obstáculos regulatorios y de infraestructura. Expertos citados por The Economist, como Francisco Monaldi de la Universidad Rice y Vinicius Moraes de Wood Mackenzie, destacan que los controles de precios, impuestos a la exportación y restricciones de capital han complicado las inversiones. Sin embargo, con el nuevo gobierno de Javier Milei, las reformas buscan facilitar el comercio energético y atraer más inversores.
Para maximizar el potencial de Vaca Muerta, Argentina necesita una inversión de aproximadamente USD 50.000 millones. Estas inversiones permitirán la exportación masiva de gas en forma de GNL a Asia, un mercado con alta demanda hasta al menos 2040. Empresas como YPF y Shell ya trabajan en proyectos para construir infraestructura de exportación.
La expansión de la industria del shale podría generar entre 250.000 y 500.000 empleos para 2030. En Neuquén, los salarios en el sector petrolero han mejorado significativamente, con camioneros ganando hasta USD 3.000 mensuales. El auge de Vaca Muerta no solo impacta en la economía nacional, sino que también cambia la realidad de las comunidades locales.
Si bien la demanda global de GNL es favorable, una sobreoferta de petróleo y gas en EE.UU. podría reducir los precios, afectando la competitividad argentina. Además, una nueva crisis económica podría generar incertidumbre entre los inversores. No obstante, la estabilidad regulatoria y las reformas podrían consolidar a Argentina como un proveedor estratégico de energía.