Piris señaló que la principal causa del déficit de la Caja son las deudas acumuladas por parte de las intendencias. “Hay municipios que solo hacen el aporte personal, pero no el patronal, argumentando que apenas alcanzan para pagar salarios. Río Gallegos, por ejemplo, debería aportar $1.000 millones mensuales, pero no pone un peso. Lo mismo ocurre con Calafate y otras localidades más pequeñas”, advirtió.
Para el vocal, la solución debe venir acompañada de una discusión seria sobre la coparticipación y retenciones a las empresas que explotan las riquezas de la provincia. “El gobierno tiene que priorizar esto si quiere garantizar el funcionamiento de la Caja”, expresó.
Uno de los problemas más alarmantes que expuso Piris es el estado del edificio principal de la Caja. Según sus declaraciones, el segundo piso del edificio está desocupado desde hace años por un supuesto peligro de derrumbe. “Aunque no existe un informe técnico concluyente, se han detectado grietas y deterioros que preocupan. Además, la obra en el edificio alternativo, ubicado en la calle Rawson, está paralizada por falta de presupuesto”, explicó.
Mientras tanto, la Caja funciona en espacios alquilados a costos elevados y en condiciones que Piris calificó de “precarias”.
El déficit no solo es financiero: también hay una notable escasez de médicos, auditores y farmacéuticos, lo que afecta directamente a los afiliados. “Propusimos incorporar farmacéuticos con experiencia, pero a pesar de los currículums presentados, no se han tomado decisiones. Esto demuestra la falta de voluntad para mejorar”, denunció.
Además, Piris criticó la gestión de Sergio Pérez Soruco, presidente de la Caja, por priorizar una administración “técnica y disciplinada” pero con escasa sensibilidad. “Es un buen contador, pero le falta humanidad. La Caja debe ser más que números: debería priorizar el lado humanitario”, sentenció.
Para el vocal, la estructura actual de la Caja es una “intervención encubierta”. Aunque hay elecciones cada dos años y un directorio en funciones, Piris aseguró que las decisiones importantes recaen exclusivamente en el presidente y gerentes, dejando a los vocales electos con poco poder real.