Este suceso marca el debut de Gerardo Werthein como canciller, en una política exterior que se alinea con los lineamientos del presidente Javier Milei.
El documento, presentado por Bolivia, México, Ecuador, Paraguay, Venezuela, Liberia y Dominica, establece la importancia del consentimiento libre, previo e informado de las comunidades indígenas en decisiones que afectan sus territorios. Además, promueve la participación de estos pueblos en políticas ambientales y destaca la preservación de lenguas indígenas como un pilar de su identidad.
Argentina se opuso, ratificando una postura que se aparta de la Agenda 2030 y el Pacto del Futuro, pilares tradicionales del multilateralismo. En contraste, países como Estados Unidos votaron a favor, mientras que Israel estuvo ausente y Francia, entre otros, se abstuvo.
La votación también refleja la transformación interna del Ministerio de Relaciones Exteriores. El anterior representante ante la ONU, Ricardo Lagorio, renunció tras diferencias con la nueva política exterior de Milei. Su reemplazo, Francisco Tropepi, está ajustando el rumbo diplomático bajo Werthein.
El actual encargado de la representación argentina en la ONU, Fabián Oddone, cumplió las instrucciones de Buenos Aires para emitir el voto negativo. Oddone, con experiencia en derechos humanos, se encuentra en un contexto donde Argentina fortalece su alineación con Estados Unidos e Israel en temas estratégicos.
El documento adoptado subraya los efectos del cambio climático en las comunidades indígenas y sugiere incluirlas en las estrategias ambientales globales. Asimismo, hace un llamado a preservar las lenguas originarias como un elemento crucial de la identidad cultural.
A nivel multilateral, la resolución impulsa la cooperación entre los gobiernos y los pueblos indígenas, destacando la necesidad de garantizar igualdad de derechos y respeto por sus culturas.