Según el testimonio de las proteccionistas, el incidente ocurrió a plena vista de todos los presentes en la zona, a la vera de un canal de riego.
Una de las rescatistas relató: “Observé cómo un hombre abusaba del perro dentro del club. Le grité y, al pasar una camioneta tocando bocina, el sujeto se subió los pantalones y se fue del lugar rápidamente”.
Tras presenciar el hecho, las rescatistas llevaron al animal a una veterinaria para recibir atención. Sin embargo, en medio del proceso apareció Rolando Sandoval, quien aseguró ser el dueño del perro. Sandoval afirmó que la denuncia no era más que una “maniobra” para desprestigiar al Club Maracacinho y exigió la devolución del animal.
El incidente generó un intenso debate en la localidad de Cinco Saltos. Mientras las rescatistas insistían en que su único objetivo era proteger al perro, Sandoval continuó sosteniendo que se trataba de un intento por perjudicar la imagen del club.
En una entrevista con la radio local “Seny”, una de las mujeres que presentó la denuncia expresó su preocupación por la salud del perro: “Sandoval no se interesó por el animal hasta que el caso se hizo público. A pesar de que prometió cuidarlo, lo vimos de nuevo en la calle”. La disputa entre las rescatistas y Sandoval ha puesto en el centro de la discusión el bienestar del perro y el papel del club en este polémico incidente.
El caso ha generado indignación entre las organizaciones proteccionistas y vecinos de la localidad, quienes exigen justicia para el animal. Las rescatistas han reiterado que su única intención es asegurar que el perro reciba el cuidado adecuado y que no vuelva a estar en riesgo.