No se precisó la fecha en que se produjo el operativo, pero se presume que ocurrió el pasado fin de semana ya que en un informe oficial que reprodujo este lunes el portal digital Diario Nuevo Día de la capital santacruceña señala que “los agentes especializados de la Dirección General de Aduanas rescataron en las últimas horas a cuatro mujeres que iban camino a ser víctimas de trata de personas”.
Las mujeres rescatadas son oriundas de la localidad de Caaguazú y habían llegado a Santa Cruz luego de tomar dos vuelos: de Foz de Iguazú a Aeroparque y de allí a Río Gallegos.
“Los tickets se los enviaron vía WhatsApp y les transfirieron 8 mil pesos”, contaron fuentes del caso.
Desde el organismo conducido por Guillermo Michel comunicaron que todo comenzó cuando el personal aduanero notó algo extraño en el momento en que una ciudadana chilena se presentó en el retén para ingresar a Argentina.
Durante el análisis de los datos de la pasajera en el sistema informático de la Aduana, los agentes hallaron una referencia que los puso en alerta: la mujer había salido de Argentina pocas horas antes y por ese mismo paso.
Al ser consultada sobre el motivo de su regreso anticipado a la frontera, la sospechosa respondió que la Policía de Investigaciones de Chile les había negado el ingreso a las mujeres que la acompañaban: dos ciudadanas paraguayas de entre 20 y 25 años.
Los efectivos se alertaron por la situación y también notaron que una de las jóvenes acompañantes estaba extremadamente nerviosa y que la observaban con mucho miedo.
Ante este escenario, les pidieron que descendieran del vehículo, un Toyota Vitz de color blanco, con la excusa de la inspección habitual del rodado y del equipaje que llevaban a bordo.
“Me dedico a vender ropa interior para mujeres que trabajan de noche”, declaró la ciudadana chilena que conducía el automóvil y trasladaba a las dos jóvenes. Sin embargo, el personal aduanero no creyó la versión brindada por la mujer.
“TENGO MUCHO MIEDO”
En ese contexto, una agente de la Aduana apartó a las jóvenes que viajaban en el asiento trasero del rodado y dialogó con ellas en forma individual.
Durante las conversaciones que mantuvo con ambas, les explicó que ese era el momento adecuado para que el organismo las pudiera asistir, y al mismo tiempo les informó sobre la existencia de un sistema y un protocolo para ayudarlas.
“Sí, necesito ayuda, tengo mucho miedo”, exclamó una de las jóvenes con mucho temor y lágrimas en los ojos, según precisaron desde el organismo aduanero.
Durante la charla con la agente de la Aduana, la víctima contó que la conductora le había prometido trabajo en la barra de un bar, pero que no sabía qué clase de negocio era.
Tras su reveladora declaración, la agente la contuvo y continuó dialogando con ella, le preguntó si sabía en qué parte del país estaba, pero la ciudadana de Paraguay no tenía conocimiento de dónde se encontraba en ese momento.
Además, la joven declaró que había otras dos compatriotas suyas que viajaban camino a ese mismo paso fronterizo, hecho que motivó a la Aduana a activar el protocolo correspondiente para proteger a las potenciales víctimas.
Frente a las sospechas de un posible caso de trata de personas, la Aduana dio intervención a la Gendarmería Nacional, cuyo personal detuvo a la ciudadana de Chile y le secuestró el teléfono celular por orden del Juzgado Federal.
Al poco tiempo, tal como lo había anticipado la joven, al paso fronterizo arribó un nuevo auto conducido por otra ciudadana chilena que transportaba a dos jóvenes, también de Paraguay. En consecuencia, esta segunda conductora también fue detenida por los gendarmes, pero no se revelaron sus identidades.
Mientras continúa la investigación, las cuatro ciudadanas paraguayas se encuentran bajo asistencia psicológica y social.