
“Este compromiso marca un antes y un después: por primera vez, una operadora se hace cargo del pasivo ambiental que deja”, aseguró Monsalvo.
Luego de devolver 10 áreas productivas, YPF no se va del todo: debe hacerse cargo del abandono de pozos, la remediación ambiental y garantizar que no quede daño oculto bajo tierra. En resumen: se tiene que hacer cargo del "desastre", como dicen desde el SIPGER.
Más de 400 pozos analizados: se está evaluando cuáles se pueden reparar y cuáles hay que tapar para siempre.
Arranca el workover: se reactivan dos equipos terminadores, con todo lo que eso mueve detrás (logística, transporte, talleres).
Abandono con control ambiental: los pozos deberán cerrarse con criterios estrictos para evitar contaminación.
Empleo en juego: se espera que esta actividad reactive puestos de trabajo y saque de la pausa a muchas cuadrillas paradas.
Con la salida de YPF, Fomicruz pasa de espectador a protagonista. No solo tendrá a su cargo la licitación de las 10 áreas que se devuelven, sino también el control de las nuevas operadoras que ingresen.
“Desde el gobierno vamos a estar muy cerca. No se va a permitir que hagan lo que quieran”, anticiparon desde la Provincia.
Nuevo rol de Fomicruz:
Control de producción durante la transición.
Supervisión de cumplimiento ambiental.
Garantías de continuidad laboral.
¿Qué espera el sindicato?
Desde SIPGER, el reclamo es claro: que no se frene la actividad y que se respeten los puestos de trabajo. “Es importante que los equipos arranquen lo antes posible. No se puede jugar con la incertidumbre de la gente”, sentenció Monsalvo en La Vanguardia Noticias.