
El interés en las algas no es casualidad. La extensa costa santacruceña ofrece un escenario ideal para su cultivo, y los usos potenciales de estas "plantas marinas" son variados y prometedores. Se espera que las algas cultivadas puedan destinarse a la producción de bioestimulantes para el suelo, una opción ecológica para mejorar los cultivos agrícolas, y pellets para alimento balanceado, lo que podría revolucionar la alimentación animal.
Mientras la granja de San Julián se encuentra en una fase experimental, ya se están realizando estudios para evaluar la viabilidad de replicar iniciativas similares en otras localidades a lo largo del litoral santacruceño. La idea es diversificar la matriz productiva de la provincia, generando nuevas fuentes de empleo y desarrollo.
Un marco legal para proteger los "bosques sumergidos"
Sin embargo, el crecimiento de esta nueva industria no puede darse sin regulaciones claras. Durante la reunión, se puso especial énfasis en la necesidad de contar con un marco legal sólido que no solo promueva el cultivo de macroalgas, sino que también proteja los bosques sumergidos naturales. Estos ecosistemas marinos son fundamentales para la biodiversidad y para actividades tradicionales como la pesca.
En este sentido, se está trabajando en un proyecto de ley que establecerá las bases para el desarrollo sustentable de este recurso estratégico en la provincia. La meta es asegurar que el impulso a esta nueva actividad productiva se realice de manera responsable, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico y la conservación del valioso patrimonio marino de Santa Cruz.