
Este 12 de julio se cumplen 102 años del nacimiento del Dr. René Gerónimo Favaloro, una de las figuras más trascendentales de la medicina argentina y mundial. Reconocido no solo por sus avances científicos, sino también por su visión ética y humanista, Favaloro continúa siendo un faro para profesionales de la salud y para toda una sociedad que aún lo llora y lo admira.
Nacido en La Plata en 1923, en el seno de una familia humilde de inmigrantes italianos, Favaloro demostró desde joven una vocación profunda por la medicina. Luego de años como médico rural, su destino cambiaría para siempre al viajar a los Estados Unidos en 1962, donde se formó en la Clínica Cleveland de Ohio, epicentro de la innovación médica en ese momento.
Allí, en 1967, protagonizó un hito histórico: realizó por primera vez una cirugía de bypass aortocoronario, revolucionando el tratamiento de las enfermedades cardíacas, en especial del infarto, que es la principal causa de muerte a nivel mundial, incluso por encima del cáncer.
Se estima que más de 55 millones de personas se han beneficiado de esa técnica desde entonces.
Pero su aporte no se limitó al quirófano. De regreso a la Argentina en 1975, Favaloro fundó la Fundación que lleva su nombre, con tres pilares claros: investigación, formación profesional y atención médica de excelencia, sin importar la condición económica del paciente.
A lo largo de su vida, no solo defendió el acceso igualitario a la salud, sino que fue un crítico feroz de la corrupción, la burocracia y el deterioro del sistema sanitario. En sus cartas públicas, denunció la indiferencia del poder hacia la salud pública, hasta sus últimos días.
René Favaloro no fue simplemente un cirujano brillante. Fue un intelectual comprometido, un hombre que amaba a su país, y un médico que nunca dejó de ver a cada paciente como un ser humano integral, no como un número en una estadística.
“Un país como la Argentina no puede darse el lujo de perder la educación pública y la medicina solidaria”, escribió. Esa frase, y muchas más, hoy resuenan con fuerza.
A más de un siglo de su nacimiento, el Dr. Favaloro sigue presente: en cada corazón salvado, en cada médico ético, y en cada ciudadano que cree que la ciencia, la salud y la solidaridad pueden ir de la mano.