
En el marco del foro "Energía Chubut 2050: Tierra de Futuro", el Gobierno de Chubut reunió, el 2 de Junio, a funcionarios, empresarios, científicos y sindicalistas para debatir el rol estratégico que podría asumir la provincia vecina en la transición energética nacional y global.
Entre los temas abordados —energía eólica, hidrógeno verde, hidrocarburos y tecnologías emergentes— el uranio ocupó un lugar central, resucitando una discusión con décadas de historia, potencial económico y tensiones no resueltas.
De hecho, lo que más se difundió por los medios en esta semana fue el anuncio que hizo en este Foro Energía Chubut 2050, el CEO de YPF; Horacio Marín: que la petrolera nacional colaborará en el desarrollo de un polo industrial orientado a la explotación de uranio en Chubut.
“Vamos a trabajar con la CNEA y el gobierno provincial para aportar eficiencia empresarial y obtener la licencia social necesaria”, afirmó el empresario.
Chubut posee uno de los mayores reservorios de uranio del país, con recursos estimados entre 9.000 y 10.000 toneladas, según datos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), cuyo presidente estuvo en el encuentro. Esta cifra, según la misa fuente, supera ampliamente lo que se extrajo en la provincia en los años ochenta, cuando se produjeron 180 toneladas destinadas a reactores nucleares argentinos. Hoy, con un contexto global marcado por la demanda de "minerales críticos", aseguran que Chubut podría convertirse en uno de los 10 principales productores de uranio del mundo en la próxima década.
“Estamos ante una revolución tecnológica que exige energía segura y constante. El uranio puede posicionar a Chubut como una potencia energética si se trabaja con responsabilidad”, sostuvo el gobernador Ignacio Torres durante el evento. Sin embargo, advirtió que ese futuro depende de variables estructurales: “Sin paz social, seguridad jurídica y calidad institucional, todo este potencial será crónica de un fracaso”.
Luis Lucero, secretario de Minería de la Nación, fue más enfático: “La energía nuclear vuelve a ser vista como limpia y confiable en todo el mundo. Argentina tiene yacimientos muy importantes, especialmente en Chubut. La Nación quiere ser socia del desarrollo provincial”.
Cabe acotar que en este evento empresarial, en donde estuvo como invitado el ex presidente Mauricio Macri, y varios funcionarios del gobierno de Milei, se mencionó varias veces lo de la "seguridad jurídica", por supuesto refiriéndose a menos impuestos, menos injerencia del Estado, y a su vez menos "conflictos" de los gremios hacia los inversores.
Explotación moderna y debate ambiental
Ya en lo específico del tema uranio, según contaron, una de las claves de esta nueva etapa está en los métodos de explotación. Representantes del sector privado como Omar Adra destacaron el potencial del sistema in-situ recovery (ISR), una técnica que permite extraer el uranio sin remover suelo, minimizando el impacto ambiental.
“Hoy las cosas se pueden hacer bien. No estamos hablando de minas a cielo abierto. En Mendoza, por ejemplo, sitios de uranio abandonados son hoy plazas públicas”, señaló el presidente de la CNEA, Germán Guido Lavalle.
A la par del argumento técnico, surgió una narrativa sobre el desarrollo regional: “En la meseta central de Chubut, donde hoy hay desarraigo juvenil, el uranio puede traer futuro, empleo, formación y arraigo”, remarcó Adra.
Al escuchar estas palabras tan optimistas, habrá que ver qué opina el sector que no estuvo en el evento: el de los ambientalistas que han protagonizado puebladas contra la explotación de este mineral.
Chubut vs. Kazajistán
Se escuchó en el evento la comparación de Chubut con un lejano país: Kazajistán —que en tres décadas pasó de no producir uranio a liderar el mercado mundial con el 40% de la oferta global—. Pablo Marcet, de Piche Resources (ASX:PR2), sostuvo que “Chubut tiene condiciones similares e incluso superiores en términos de eficiencia”, y hasta alertó sobre la necesidad de asegurar “suministros fuera de la órbita ruso-china”, marcando la dimensión geopolítica del debate.
Por su parte, llamó la atención la defensa a esta actividad que hizo Jorge Ávila, diputado nacional del frente Hacemos Coalición Federal, y secretario general de Petroleros Privados de Chubut.
En realidad, Ávila estuvo de acuerdo en todo lo que los empresarios pidieron: "Hacemos esfuerzos para mantener la paz social", dijo.
Sobre la extracción del mineral manifestó: “No sirve tener el uranio escondido mientras nuestros trabajadores están sin empleo. Hay que sincerar esta discusión”.
Ya se sabe del enfrentamiento que, desde hace un tiempo, viene teniendo el "Loma" Ávila con los ambientalistas.
El límite: licencia social y narrativa pública
Aunque el potencial es enorme, nadie en el foro ignoró el principal obstáculo (de lo que venimos hablando): la resistencia social. La minería en general, y la del uranio en particular, arrastra un historial de conflictividad en la provincia, agravada por el rechazo a la megaminería expresado en múltiples movilizaciones ciudadanas.
“No hay una historia negativa, hay percepciones falsas. Pero si no generamos confianza y participación, no habrá proyecto posible”, reconoció Marcet.
Todos coincidieron en que el futuro de la minería del uranio en Chubut no dependerá sólo de su rentabilidad técnica o geológica, sino de su capacidad para construir legitimidad social. En ese punto, el desafío es tanto político como narrativo: cómo se cuenta la historia del uranio, quiénes la cuentan y con qué compromisos concretos. Y, sobre todo, como en toda economía extractiva: qué beneficios para los pobladores del territorio, para quiénes.
Por Marcelo del Valle Romero para La Vanguardia Noticias