
Compartida en redes y replicada por distintos medios de la ciudad, el texto no solo refleja el hartazgo de una docente frente a las desigualdades cotidianas en el aula, sino que también plantea con crudeza algo más profundo: la escuela ha perdido funcionalidad frente al mundo que avanza.
En conversación con nuestro medio, Quilis relató el origen de su carta: “Fue un enojo, una frustración como tantas que vivimos los docentes. Ese día había estudiantes que quedaron sin nota porque no tienen acceso a redes. Pero el problema no es solo ese. Estoy en quinto año, trabajando contenidos como armado de currículums, estructuras textuales para el mundo laboral, y lo cierto es que muchos chicos ni siquiera saben usar Word o Excel”.
La carta, según ella misma reconoce, surgió casi como un desahogo ante la impotencia de ver cómo los estudiantes enfrentan el presente —y el futuro— sin herramientas mínimas. Pero en lugar de estancarse en el lamento, Kilis aprovechó la escritura para invitar a una discusión que pocas veces se da: ¿qué tipo de escuela estamos sosteniendo en un mundo donde ya se habla de inteligencia artificial, automatización y tecnologías que transforman incluso el trabajo humano?
“Estamos soltando chicos a un mundo en el que no pueden competir”, advirtió. “Les cuesta transformar un archivo a PDF, hacer un currículum o usar herramientas digitales básicas. Y no porque no quieran, sino porque no tienen acceso ni acompañamiento”.
Kilis, docente de trayectoria en escuelas públicas, lo deja claro: “Amo la escuela pública. Soy fruto de ella. Pero si no discutimos su funcionalidad actual, si no la repensamos profundamente, solo sostenemos una estructura vacía que no los prepara para lo que viene”.
La brecha: más que una falta de recursos
Uno de los núcleos más potentes de su planteo es el diagnóstico sobre la exclusión digital. La falta de conectividad no solo afecta las posibilidades de aprendizaje, sino que define quiénes pueden acceder a un futuro y quiénes no. “Hoy tenemos en el aula entre un 40% y 50% de estudiantes sin conexión a internet. Entonces, ¿cómo pretendemos que busquen información, que trabajen en plataformas, que participen del mundo si ni siquiera pueden conectarse?”
La pandemia expuso esta desigualdad, pero lo que para algunos fue una dificultad transitoria, para muchos se transformó en una barrera estructural. “Internet debería ser un derecho garantizado por el Estado. Es un insumo básico. Hoy segrega, discrimina y genera exclusión como lo hacía antes el analfabetismo”, sentenció la profesora.
Más allá de los edificios: el debate que no estamos dando
El texto de Kilis no se centra en los problemas edilicios —que existen— sino que va más allá. Invita a repensar las metodologías, los objetivos pedagógicos y la relación de la escuela con el mundo real. “Los estudiantes no saben hacer un folleto, no entienden el marketing digital, no saben cómo presentarse ante un empleador. Y eso no es culpa suya. Es que no estamos enseñando lo que hace falta”, explicó.
Para ella, el modelo actual sigue atado a lógicas del siglo XIX mientras el mundo ya entró de lleno en el XXI. “Cuando Sarmiento creó la escuela pública, era funcional a su tiempo. Hoy el tiempo cambió. El mundo cambia cada segundo. Pero nuestras aulas no”.
Lo que se necesita: una decisión política
Kilis no propone reemplazar a los docentes por tecnología, sino sumar herramientas que ayuden a democratizar el acceso y nivelar las oportunidades. “En Chile, por ejemplo, ya se usa inteligencia artificial para detectar dificultades de aprendizaje y personalizar la enseñanza. Acá, ni siquiera tenemos internet en muchas escuelas”, remarcó.
Y advirtió: “Usar plataformas digitales bien diseñadas es una inversión estratégica. Debería formar parte de los impuestos. Como la salud o el agua. Porque sin acceso a la conectividad, no hay igualdad educativa posible”.
Una carta que pide dejar de mirar para otro lado
La carta de Kilis no busca likes ni reconocimiento. Es una interpelación directa al sistema educativo, a los responsables políticos, a las familias, a los mismos docentes. Porque, como ella dice, “no podemos seguir fingiendo que la escuela sirve, si no les sirve a ellos, los estudiantes”.
Y en esa línea, deja una última frase que aún resuena en quienes la leyeron:
“En un planeta que ya habla de autos voladores y máquinas que cuidan personas, no podemos tener alumnos sin conexión a internet. Es cruel. Es criminal. Es excluyente.”
La carta completa de la profesora Natalia Quilis puede leerse en nuestras redes. También la entrevista completa estará disponible en nuestro canal de YouTube.
Caleta Olivia 26 de mayo de 2025
Carta a la Ciudadanía de Caleta Olivia,
ciudad en la que resido y soy actora social.
Buenas tardes, si bien solicito gratuitamente la difusión de mi carta a la ciudadanía, por parte de los Medios de Comunicación de la ciudad, también es cierto que quienes las componen residen en la misma y tienen en sus familias estudiantes de diferentes edades. Por tanto, es que me atrevo a invitarlos poniendo su granito de arena en el tema que voy a plantear.
Soy una profesora de Lengua y literatura, entre otras muchas versiones y acciones de mi vida cotidiana. Tengo a sus hijos en mis aulas, soy consciente absoluta de la demanda que ellos van a enfrentar en el mundo del trabajo y las habilidades mínimas que en la actualidad tal desenvoltura requiere. Siempre trabajo reflexionando sobre ello y evaluó en mi mente constantemente las desventajas que nuestros estudiantes van a enfrentar en el futuro próximo a causa de la imposibilidad que la Escuela Pública enfrenta en cuanto a su calidad.
Sin embargo, no me refiero a la pésima estructura edilicia que observamos a diario, o a la incapacidad de cumplimiento de los días de clase requeridos, a causa de la falta de servicios que se necesita y obliga a la situación, ni tampoco a las medidas de fuerza por todos conocidas, a causa del bajo salario que sufrimos los docentes por la estafa que el Estado ejerce sobre nuestro desenvolvimiento laboral; NO, en esta ocasión.
Sino que me refiero, a la imposibilidad de enseñanza actualizada, que hoy reciben nuestros jóvenes. Una que no le abre las puertas al futuro, una que no los capacita en las competencias mínimas que se requieren en el actual y vertiginoso correr de los tiempos.
En mi caso enseño Comunicación, conmigo mis alumnos aprenden a comunicarse en el sistema social del HOY, en el de nuestros tiempos, los del mundo actual. Para mi catedra necesito que mis estudiantes se desenvuelvan en las redes, que usen las redes como lugar de análisis discursivo, lugar de biblioteca, lugar de consulta, construcción de temáticas o recurso, para el desarrollo de técnicas de estudio, de almacenamiento, de interacción y acción; como reuniones en línea para elaboración de trabajos, a modo de ahorro de tiempo, o traslado; de uso de formatos como Word, para redacciones en formatos estandarizados, ensayos, criticas, debates, informes etc. En otras palabras, hoy las redes son, absolutamente esenciales para el desarrollo de las competencias del estudiante. Aquel alumno que no tiene acceso a la conexión de internet y de un soporte tecnológico electrónico para el estudio o la mera comunicación con el resto del planeta es, lamentablemente o no, un aislado en el tiempo y el espacio, un resagado.
Entre los miles de argumentos que pueden esgrimirse, sé perfectamente que habrá aquellos detractores a mi postulado, con mensajes validos también, de la eterna discusión sobre el uso de aparatos tecnológicos en las aulas y el riesgo que tal práctica implica como la distracción. Sin embargo, ese es otro tema y cada profesor deberá discutir consigo mismo para aclararse.
En el presente ciclo, aunque ya me lo venia planteando, propuse por cada curso en los que ejerzo, Módulos o cuadernillos que contienen, links (paginas citadas de internet) para que los chicos visiten y realicen actividades de mi cátedra. Suponiendo, que a estas alturas el tema estaría zanjado, pero no… En realidad, lo que es mi intención, además de exigencia desde el Estado, en mi catedra, y que apunta a incluir al estudiante a las Nuevas Tecnologías y su uso, a fin de estar al nivel de conocimiento básico del mundo actual; en la práctica, sufre un constante aplastamiento y demostración de todo lo contrario y opuesto a la inclusión, siendo la resultante una insistente cachetada de la realidad, provocando en todo su esplendor la exclusión más cruel, que se pueda observar para los futuros actores de la sociedad civil argentina y en este caso, caletense. Es decir que, si bien la mayoría de los chicos poseen celulares, también es correcto afirmar que, no todos, y casi ninguno, tiene conexión a internet.
Les quiero pasar a explicar ahora: ¿Qué es una escuela? La escuela es una convención social, dicho de otro modo, es un acuerdo de todas las sociedades para la transmisión de saberes y habilidades, tanto culturales como científicas y de manera popular, a las nuevas generaciones de niños, futuros actores sociales adultos, para el desenvolvimiento en igualdad de oportunidades en el campo laboral, social o intelectual. La Escuela, es un transmisor de conocimientos y competencias para la vida adulta y su inserción en la misma, de TODOS los individuos sociales. O al menos, para ese fin se justifica su existencia y caro mantenimiento.
Como es una convención está explicita en las Leyes, a modo de Derecho del ser social, humano, o de el individuo libre, teniendo acceso a la misma. Para lo cual, aportamos a modo de impuesto, por lo que vale. ¿Qué vale? Pues, sueldos de profesores, creación y mantención de instalaciones, sueldo de actores en Políticas educativas u organización, gente de mantenimiento, administrativos entre otros tantos, de los cuales quiero resaltar los insumos, esos que son indispensables y que alguna vez fueron o incluyeron hasta los útiles escolares o los libros mismos, tizas, por ejemplo. En fin, insumos es todo aquello que hace falta para que la tarea de aprendizaje se pueda llevar a cabo. Un gran, por cierto, aparato a sostener.
Todas estas instancias implican el voto popular, reflexivo y que no tiene que ver con una cultura futbolera y el aplastamiento del rival, sino que tiene que ver con los colores, no los políticos y sus banderas, sino aquellos que pinta la RAZÓN.
Trabajamos toda nuestra vida para garantizar a nuestra descendencia un futuro mejor que el que nos tocó otrora transitar en carne propia y gran parte de lo que producimos de ganancias en nuestra vida laboral, lo invertimos en ellos, en asegurarles un mañana mejor, ¿o no?... Pues bien, déjenme resumirles que votar a conciencia implica pensar en ello, en lo que les espera a ellos, en lo que les dejamos, le transmitimos, le otorgamos como oportunidad de herramienta para sus desenvolvimientos futuros, próximos.
En las Escuelas no hay internet, a veces no hay ni siquiera pulsos telefónicos para comunicarnos con el establecimiento, NO FUNCIONAN. Piensen en ello…
Piensen también en que se están invirtiendo sus impuestos, piensen también en el ahorro de materiales, traslado y en gran cantidad de etcéteras, que significa que sus hijos accedan a las redes como corresponde y como implica su derecho a la información, a la educación y a la comunicación; frases que los políticos pronuncian con asiduidad empalagosa, pero que en las aulas no figura ni refleja...Piensen también por favor en que todo lo abonan ustedes…
Los docentes no podemos hacer más. Son los ciudadanos quienes eligen los gobiernos y está bien… Solo no se debe perder el foco y ese es el, ¿Para qué los votamos? La Escuela pública es responsabilidad de tales funciones... La Escuela Pública es una oportunidad para nuestros descendientes de poseer en si mismos, como individuos libres, las competencias que los igualen al resto. La Escuela la sostiene El Estado, es decir ustedes, Nosotros.
Yo soy Docente, basureada sí, pero a mucha honra soy docente, con vocación, no con esclavitud, soy docente, pretendo también ser buen ejemplo para sus hijos.
Ese es mi simple motivo por el cual hoy, me dirijo al conjunto social, a los padres de mis alumnos, sin importar tu raza, tu credo, tu intimidad, tu ideología política, tu ideal de belleza o perfección, tu estatus quo, tu nivel cultural o educativo, tu abolengo, ni tu barrio o calidad de tu vivienda o auto, porque no me interesa en absoluto. Porque lo único que me interesa comunicarte, como docente, es que no importa lo que hagamos nosotros, no importa todas las peripecias que desarrollemos estratégicamente para adaptarnos a la estupidez e incoherencia de las exigencias sinsentido de las políticas publicas incumplibles, no importa ya discutir ni si mi sueldo les gusta o no; cuando hay un abismo entre el relato político- social y lo que vivo cada día con mis alumnos en las aulas.
Solo estoy comunicándote que la sociedad debe levantarse y exigir que haya al menos un sitio, en cada barrio, dígase (instalación municipal u otro como privada, en acuerdo con el municipio) ,que posea conexión gratuita para nuestros estudiantes y al menos diez computadoras disponibles, a fin de que ellos hagan uso de las mismas, para sus aprendizajes. Un lugar calentito y correcto, que reciba a los chicos para, con mate mediante o no, se comuniquen, investiguen, conecten con el mundo, crezcan, maduren, compartan y construyan el conocimiento, ¡SEÑORES!
Estoy harta de ver en los medios, publicidades carísimas y millonarias del político de turno y llegar al aula y vivir la puta realidad de mis alumnos, quienes a veces ni zapatillas correspondientes al clima pueden adquirir, a pesar de que van a pie de noche por las calles con miles de riesgos del clima, la gente, los autos, las lagunas contaminadas en plena calle y los perros al acecho que tienen que sortear. Para que después de todo ello, no tengan acceso a las herramientas para resolver lo que uno les propone en las actividades, ya sea por descuido o imposibilidad familiar. La Escuela DEBE GARANTIZAR la EDUCACION E IGUALDAD DE COMPETENCIAS a nuestros hijos.
Todos sabemos que no todas las familias pueden costearla y que la desigualdad de la cual todo el mundo discursa banalmente y se rasga las vestiduras, empieza en la EDUCACIÒN GRATUITA. “A quien le quepa el sayo, que se lo ponga”, por tanto, si lo que piden es igualdad, comiencen por casa. Personalmente no soy política, pero la ciudadanía debiera exigir que tal solicitud fuese una NORMATIVA, que la instalen, quienes legislan, una forma es juntar firmas para que se plantee el tema. Pudiendo hacerse y plantearse desde las familias, desde los centros estudiantiles, desde la Cámara comercial, desde Las instituciones privadas, desde los Centros estatales, desde El Juzgado ya que es un derecho, desde El colegio de abogados, o bien desde toda la ciudadanía. No lo sé, son ideas, sugerencias… “Cada vez que ignoramos un problema, estamos perjudicándonos a nosotros mismos.”
Sin nada por agregar, o mucho en mi tintero… voy cerrando mi discurso; con el cual espero, no haber provocado susceptibilidades y si así fuera, no es un problema personal, simplemente así me expreso.
Los saludo atte. Y quedo agradecida desde ya, por las acciones que deseo y SUEÑO se pongan en marcha.
Firma: La vieja de Lengua: Natalia Quilis.