
Norma Villamayor, una trabajadora de la Escuela N° 36, describió el panorama: "Hace dos años y medio que estamos así. El año pasado, en julio, supuestamente arreglaron la calefacción, invirtieron 22 millones de pesos, pero anduvo tres días y no funcionó más". La indignación es palpable, ya que a pesar de las promesas de inversión, la realidad en las aulas es de 8 grados de temperatura, con un sistema de calefacción obsoleto y una caldera que no ha sido renovada. "No hay ninguna calefacción nueva. La central está bajo el agua, apoyada sobre el agua, sin funcionar. Una chapa volada hace cuatro años provocó que se llueva ahí y esté lleno de palomas", agregó Norma, evidenciando el abandono de la infraestructura.
La falta de calefacción ha llevado a la suspensión de las clases normales y a un sistema de rotación de grados, donde los alumnos solo asisten cuando pueden ocupar los escasos espacios con una mínima temperatura. "La jornada completa no existe", afirmó Norma, lamentando que los padres, ante el frío extremo y el riesgo de enfermedades, opten por no enviar a sus hijos.
ATE exige soluciones al Gobierno Provincial
Walter Robledo, Secretario General de ATE, presente en la manifestación, compartió detalles sobre la reunión mantenida ayer con la Ministra de Salud, Analía Constantini. Si bien se logró que una trabajadora reubicada por reclamos sea restituida a su puesto, la situación de la Escuela N° 36 y otras instituciones educativas y de salud sigue siendo preocupante.
Robledo enfatizó que los reclamos por mejoras en la infraestructura y condiciones laborales no son nuevos, sino que se vienen presentando "hace más de 10 años". "La salud pública y la educación pública están en peligro. Es una problemática para toda la sociedad", sentenció el dirigente, destacando la falta de insumos, mantenimiento y la necesidad de priorizar soluciones urgentes.
ATE ha presentado un informe detallado sobre el estado de cada establecimiento recorrido, y esperan que la Escuela N° 36, considerada "la más crítica", sea una prioridad. La falta de gestión ha llevado a que el sistema educativo esté "bastante complicado", con interrupciones constantes de clases que no se deben únicamente a los paros, sino a las condiciones edilicias.