
Este desplome refleja crudamente la crisis que atraviesan los principales supermercados argentinos, incluso aquellos que supieron sostenerse firmes durante otras recesiones. En este caso, ni su presencia dominante en la Patagonia ni las nuevas aperturas lograron compensar la caída general del consumo.
Aunque el gobierno de Javier Milei logró reducir la inflación a niveles cercanos al 3% mensual, esa desaceleración no se tradujo aún en una recuperación real del poder adquisitivo de los trabajadores. La Anónima, al igual que miles de pequeños comercios del sur, enfrenta un escenario donde la estabilidad de precios no alcanza para revertir el parate en las ventas.
Según datos de la consultora Nielsen, La Anónima concentra el 11,7% del mercado nacional de supermercados, a pesar de no tener presencia en CABA. Su expansión en el interior, donde lidera con ventaja frente a competidores como Coto, Carrefour o Changomás, no la exime del deterioro.
El balance presentado por la sociedad que preside Federico Braun (uno de los empresarios más cercanos al gobierno nacional) muestra que los ingresos netos de la firma cayeron casi un 4% interanual, con un total de poco más de $18.000 millones en el período que va del 1 de julio de 2024 al 31 de marzo de 2025.
En el rubro supermercados —que representa más del 92% de su facturación— las ventas bajaron un 3,99%, un dato sensible si se tiene en cuenta la apertura de nuevas sucursales en provincias como Río Negro, Misiones y Neuquén.
En paralelo, su unidad de frigoríficos, que representa el 7,44% de los ingresos, también cayó: -8,16% en ventas. Sólo el sector de tarjetas de crédito —con “Tarjetas del Mar”— mostró una mejora significativa: +250% interanual.
Según el informe enviado por la empresa a la Comisión Nacional de Valores (CNV), el 52% de los gastos operativos está vinculado al personal, aunque este ítem también se ajustó: bajó un 15,45% respecto del período anterior. “La variación obedece fundamentalmente a ajustes que debieron realizarse para adecuar las dotaciones al nivel de actividad de algunas sucursales”, reconoció la firma.
Esto indica que hubo recorte de personal o reconfiguración de turnos en distintas ciudades del interior, donde el descenso de la actividad impactó de lleno.
Además, los gastos operativos generales también bajaron, especialmente en ítems como servicios, impuestos y amortizaciones.
A pesar del contexto adverso, La Anónima mantiene su plan de expansión: en lo que va del período fiscal, abrió siete nuevas sucursales, con una inversión total cercana a los $38.000 millones. Esa estrategia convive con un mensaje prudente: la empresa admite que atraviesa "tiempos difíciles", con impacto negativo en el consumo masivo y la consecuente baja en ventas.
Sin embargo, sus ejecutivos remarcan que La Anónima “se encuentra en una situación privilegiada”, con buena salud financiera y capacidad de adaptación.
También lanzará próximamente su módulo de préstamos personales vía app, un paso más hacia la transformación en una empresa de retail y servicios financieros.
Fuente de información: IProfesional