
“Yo estoy reclamando una persecución laboral. Después de que Patricia denunció lo que pasaba en el hospital, empezaron a hostigarme y finalmente me echaron”, sostuvo Gustavo, quien integraba el equipo de mantenimiento bajo una modalidad de trabajo "tercerizada" a través de una empresa conformada por los mismos operarios para poder seguir cumpliendo tareas dentro del hospital.
El armado de la empresa fue, según su versión, guiado y avalado por el propio hospital. “Nos citaron, nos explicaron cómo hacerlo y designamos a uno de nosotros como responsable administrativo. Pero éramos todos compañeros del mismo equipo de mantenimiento”, aseguró.
Gustavo denunció que el primero de mayo fue notificado verbalmente por su empresa que debía dejar de prestar funciones, por orden directa del director administrativo del hospital. El motivo sería una supuesta denuncia en su contra.
“Hasta hoy no tengo ninguna notificación judicial. Nadie me dijo nada, no sé de qué se me acusa. Pero igual me sacaron del trabajo”, explicó.
Ante esa situación, decidió seguir cumpliendo su diagrama hasta finalizarlo y luego contactó a un abogado, con quien inició acciones legales. “Es una locura que te digan que alguien dijo algo de vos y te echen sin prueba, sin aviso, sin defensa. No tengo ni una causa ni un papel que lo justifique”.
Consultado sobre si consideraba que su despido tenía relación con la situación de su pareja, Patricia Paredes, exjefa de mantenimiento del hospital desplazada tras denunciar públicamente la falta de insumos, Gustavo fue claro: “No hay casualidades. Esto fue una represalia. Primero la sacaron a ella por hablar, y después me echaron a mí”.
Además, expresó su decepción por el accionar de las autoridades del hospital: “Que un funcionario como Varela pida por escrito a la empresa que te saquen, sin mediar instancia legal ni notificación alguna, eso es persecución laboral escrita”.
Gustavo lamentó que todo el proceso de formalización de la empresa de mantenimiento haya terminado siendo una maniobra que hoy se vuelve en su contra: “Nos precarizaron durante meses, después nos dijeron que la solución era armar una empresa, y cuando no les convenimos más, nos sacan con una nota. Esa empresa nunca fue ajena: fue creada a pedido del hospital y operada por nosotros mismos, trabajadores que ya veníamos cumpliendo funciones”.
Por último, cuestionó que, tras su despido, las autoridades hayan sostenido reuniones con los responsables del área sin ninguna referencia a la situación denunciada: “Es vergonzoso. No solo nos persiguen y nos echan, sino que después se sientan a planificar como si nada. El mantenimiento del hospital sigue siendo un problema, pero en vez de solucionarlo, nos silencian”.