viernes 25 de abril de 2025 - Edición Nº2333

Política | 24 abr 2025

Presentación de libro

Entre el miedo y el valor: Jorge Racca presentó su diario de Malvinas en Caleta Olivia

El excombatiente de Malvinas, exintendente de la localidad cordobesa de Brinkmann compartió su libro “Diario de Malvinas. 77 días entre el miedo y el valor” en una charla abierta en el Centro de Veteranos de Guerra de la ciudad del Gorosito. Relató vivencias del frente, el hambre, la caída de tres compañeros y el regreso a las islas 25 años después.




Jorge Racca tenía 18 años cuando lo mandaron a la guerra. En 1982, mientras cumplía con el servicio militar obligatorio en el Regimiento de Infantería N°8 con asiento en Comodoro Rivadavia, fue parte de una compañía enviada al archipiélago el 6 de abril.

Oriundo de Brinkmann, una pequeña localidad del noroeste cordobés, con los años se convirtió en concejal e intendente por la UCR. Pero este miércoles en Caleta Olivia no vino a hablar de política, sino de memoria, valor y resistencia.

El salón del Centro de Veteranos de la ciudad estaba colmado. Destacados entre los oyentes estaban Pablo Carrizo y Héctor Orquera, dos Veteranos de Guerra de Caleta Olivia, además de un grupo de vecinos que están desde hace tiempo comprometidos con la causa Malvinas. Gente que asiste a cada visita de excombatientes, o a cada 2 de abril.

 

En ese marco, cálido y respetuoso, Jorge compartió uno de los objetos más valiosos que pueden conservarse de una guerra: su diario escrito a mano durante la campaña, documento que se convirtió en el libro que presentó.

Pasó de mano en mano entre los presentes. Un cuaderno de hojas gastadas, ahora protegidas por folios. Tinta azul. Letra pareja.

En él, Jorge contaba los días con pocas raciones de comida, las esperas interminables, las marchas, el frío y la improvisación para sobrevivir. “Anoche comí una manzana y nada más”, anotó. “Por la mañana nos dieron otra ración fría y algunos sándwiches antes de que llegaran los camiones para llevarnos a la capital”.

 

En uno de los pasajes más vívidos, recuerda una noche de insomnio arreglando su equipo mientras servía café en el casino. “Sonó el teléfono. Era el sargento. Tenía unos minutos para estar en la compañía. Estaba muerto de sueño”.

Aunque durante la charla, Jorge fue claro: que él y sus camaradas no querían ser recordados como “los chicos de la guerra”. No desde la condescendencia. Reivindicaron su rol como soldados que cumplieron con su deber. Hubo también críticas a ciertas miradas que los muestran como víctimas de oficiales o suboficiales desalmados. "El enemigo eran los ingleses. No los oficiales", quiso remarcar. Es por eso que no le gustó el enfoque de la película "Iluminados por el Fuego", ni el del relato que hizo el periodista Edgardo Esteban sobre su experiencia en Malvinas.  

Jorge se mostró un entusiasta de la historia de las batallas patrióticas. Admira las gestas de San Martín y Belgrano. En la sala estaban también miembros de asociaciones sanmartiniana y belgraniana y compartieron conocimientos sobre lo que fue la Batalla de Chacabuco, por ejemplo. 

En cuanto a su experiencia militar en Malvinas, Racca integró una de las dos patrullas de exploración de su compañía. Solo tenía dos meses de instrucción cuando le tocó caminar por la Gran Malvina en busca de señales del avance enemigo.

Un episodio trágico ocurrió en la noche del 9 de mayo. Una casa de campo donde descansaban se incendió y murieron tres soldados. Uno de ellos era Simón Antieco, un joven de Esquel, descendiente de mapuches. 

Contó que volvió dos veces a las islas. En 2007, en uno de esos viajes, tuvo poco contacto con las autoridades británicas. Fue escoltado hasta el cementerio de Darwin, donde homenajeó a los caídos, y luego regresó. Pero también cruzó por su cuenta el estrecho de San Carlos para volver a la Gran Malvina. Quería encontrar el lugar exacto de su último pozo de zorro, donde había soportado bombardeos. Y lo hizo. También halló el galpón donde, la noche del 14 de junio, compartió con sus compañeros la última comida antes del cese del fuego.

Cuando se le consultó si alguna vez habló con un kelper malvinense sobre esto. Recordó que tuvo un breve diálogo con una mujer que le preguntó por qué los argentinos querían esas islas teniendo un país tan grande. Él respondió que allí flameó la bandera argentina antes de la ocupación británica, y que era un anhelo nacional verla izada nuevamente. “Never”, le dijo ella, sin dudar.

Este miércoles, Jorge no estuvo solo. Lo acompañaban otros dos veteranos cordobeses: Carlos González, de Laguna Larga, y Enrique de la Vega, de Alta Gracia. El día anterior habían dado una charla en el RI8, en Comodoro Rivadavia.

En Caleta, hicieron lo mismo en el Centro de Veteranos. Carlos González compartió una historia fenomenal: la de “Mortero”, un perro callejero que los acompañó a Malvinas y volvió con ellos.

 

Por Marcelo del Valle Romero para La Vanguardia Noticias

 

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