
Lo que comenzó como una excusa para compartir unos mates al costado de la cancha, se transformó en una aventura deportiva que les cambió la vida. "La inquietud surge porque somos madres de jugadores", cuenta Adriana, una de las pioneras del equipo. Y con la excusa de realizar una actividad física mientras sus hijos entrenaban surgió la posibilidad de jugar al rugby; primero con el conocimiento del pase, el conocer las reglas del juego hasta llegar a compartir los entrenamientos con los propios hijos jugadores.
Ese primer contacto con la ovalada encendió una chispa que muchas no sabían que tenían. Fue un desafío de las propias mamis. "Lo más lindo es todos los días ir superándote tus propios límites, darte cuenta de que podés hacer algo más, de que no está terminado, de que siempre hay algo más".
Para muchos, el rugby era un deporte "de hombres", "bruto" y "áspero". Sin embargo, al adentrarse en este mundo, descubrieron una realidad muy diferente. "Hay un mito o una mala fama que tiene el rugby, pero cuando lo conocés descubrís otro nuevo mundo", explica una de las jugadoras. Los prejuicios iniciales, como el miedo a las lesiones, se desvanecieron al experimentar la camaradería y el apoyo mutuo que define a este deporte. "Mi hijo se fracturó de la manera más tonta, jugando al fútbol, y juega al rugby", ejemplifica una de las mamis, demostrando que los accidentes pueden ocurrir en cualquier disciplina.
Un equipo que trasciende la cancha
La conexión entre las jugadoras va mucho más allá de los entrenamientos y los encuentros. "Es una familia donde una de las integrantes está mal, todo el grupo la apoya para darle su amor, digamos su cariño y continuar", relata Laura, quien se sumó al equipo hace un año.
El espíritu de equipo se construye día a día, aprendiendo a ceder, a avanzar juntas y a entenderse en la cancha. "No jugamos solas, jugamos en equipo", enfatizó Adriana. "Yo me tengo que poner a disposición de mi compañera para poder tener la disposición para que reciba la guinda".
Esta filosofía se extiende a la vida fuera del campo de juego, creando lazos fuertes y un sentido de pertenencia inigualable.
Derribando barreras y sumando pasiones
Lo más sorprendente de las Mamis Rugby San Jorge es que no todas son madres. "Nosotras nos llamamos mamis, pero no todas son madres, no importa si una es mamá o no", aclara una de las integrantes, abriendo las puertas a todas las mujeres mayores de 30 que quieran sumarse a esta aventura.
Antonella, una de las jugadoras más jóvenes del equipo, se unió hace poco y destaca el "lindo ambiente" que encontró. "Te tratan bien, no había ambientes así lindos en otros lugares", dijo en el marco de su experiencia con otros grupos.
Un mensaje inspirador: Nunca es tarde para empezar
La historia de Mamis Rugby San Jorge es un testimonio de que nunca es tarde para desafiarse, descubrir nuevas pasiones y formar parte de una comunidad que te apoya incondicionalmente. Muchas de ellas nunca habían practicado deporte antes, derribando el miedo al "nunca hice".
A diferencia de otras disciplinas, las Mamis Rugby se definen como una categoría "no competitiva". Su enfoque está en el encuentro, el aprendizaje y el disfrute del deporte. Organizan viajes para participar en encuentros nacionales, donde comparten experiencias con otros equipos de mamis de todo el país.
Para costear estos viajes, realizan diversas actividades, desde venta de canelones caseros hasta pollos, bono contribución, siempre con la impronta y el toque especial de las mamis.
Invitación abierta
Las Mamis Rugby San Jorge entrenan los lunes, miércoles y viernes de 20:30 a 22 horas en el Club San Jorge. Invitan a todas las mujeres mayores de 30 que sientan curiosidad a acercarse, probar y descubrir la magia del rugby. Las pueden seguir en Instagram: Mamis Rugby San Jorge.
Con un espíritu contagioso, las Mamis Rugby San Jorge demuestran que la pasión no tiene edad ni género, y que siempre hay espacio para desafiar los límites y construir lazos que perduran más allá de la cancha. Su historia es un soplo de aire fresco y un recordatorio de que "no todo está perdido, no todo está terminado".