
El intendente aseguró que su administración logró ordenar las cuentas municipales, a pesar de la falta de ingresos nacionales, y redujo la planta de empleados estatales a 3.456, argumentando que la gestión anterior había dejado una estructura sobredimensionada con más de 3.800 agentes y numerosos cargos políticos.
Curallán, sin embargo, desmintió estos datos y acusó a Carrizo de no brindar información clara sobre las cuentas municipales ni sobre la auditoría que prometió al asumir su cargo. "Nos prometieron presentar los números en tres meses y ha pasado un año y medio sin ninguna rendición", denunció el concejal. Además, agregó que aún no hay información sobre el gasto en obras y servicios.
Denuncias y falta de transparencia
Uno de los puntos más controvertidos del discurso fue la falta de claridad sobre las denuncias contra la gestión anterior. Carrizo había anunciado que se presentarían pruebas sobre presuntas irregularidades cometidas por la administración de su predecesor, Fernando Cotillo, pero según Curallán, "nunca se presentaron los documentos".
En ese sentido, el concejal también acusó a la actual gestión de manejar los recursos públicos con opacidad. "No sabemos cuántos cargos políticos hay, cuáles son ni cuánto cobran, incluso hay funcionarios a los que se les paga el alquiler", denunció.
Internas políticas y su futuro en la UCR
Curallán también se refirió a los rumores sobre una posible expulsión suya de la Unión Cívica Radical (UCR) debido a su cercanía con el intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso. "El radicalismo debe representar la democracia, no expulsar a quienes no coinciden con ciertas políticas", afirmó.
Sobre un eventual apoyo a Grasso como próximo gobernador, prefirió no adelantarse: "No estoy pensando en candidaturas, sino en que la provincia crezca y en revertir el desempleo que afecta a miles de familias".