Un informe realizado por el periodista del Grupo Clarín, Federico Wiemeyer, puso en el centro del debate una cuestión que incomoda a los habitantes de la Patagonia: el cerebro tecnológico de Vaca Muerta opera desde un moderno centro de monitoreo en Puerto Madero, uno de los barrios más exclusivos y costosos de la Ciudad de Buenos Aires.
Desde esta "torre de control", equipada con tecnología de última generación, YPF coordina las decisiones operativas de los yacimientos de hidrocarburos ubicados a más de 1.000 kilómetros, en la provincia de Neuquén. Según el informe de Wiemeyer que busca halagar a la petrolera, este centro utiliza inteligencia artificial, conexión satelital Starlink y un sistema de 90 cámaras para monitorear en tiempo real las operaciones en los pozos.
Los responsables de YPF destacan que esta infraestructura permite tomar decisiones estratégicas con mayor precisión y eficiencia, reduciendo errores y optimizando recursos. Sin embargo, esta tecnología de vanguardia también ha reavivado críticas por el centralismo en la gestión de los recursos energéticos, dejando a las provincias productoras con el rol operativo, mientras las decisiones clave se toman desde Buenos Aires.
El video generó indignación entre lectores y usuarios de redes sociales, especialmente en la Patagonia. Para muchos, el centro de operaciones en Puerto Madero simboliza la concentración de poder e infraestructura en la capital, relegando a las provincias productoras.
“El día que los gobernadores del interior se pongan los pantalones, se termina el centralismo”, comentó Fabián, un lector de Neuquén.
Otra usuaria expresó su descontento: “Mi padre trabajó toda su vida como petrolero bajo temperaturas extremas en el campo. Ahora todo lo manejan desde un edificio lujoso, lejos de la realidad de quienes sostienen esta industria”.
A su vez, algunos usuarios reconocieron la calidad tecnológica del centro, pero cuestionaron su ubicación: “Es industria 5.0, pero ¿por qué no se hizo en Neuquén o en otro punto estratégico de la Patagonia? Es absurdo ubicarlo a mil kilómetros de los pozos”.
Este modelo de gestión, aunque eficiente en términos operativos, deja un sabor amargo en quienes habitan las provincias productoras. Históricamente, la infraestructura más avanzada y las decisiones estratégicas se han concentrado en Buenos Aires, mientras el interior asume el esfuerzo físico y los costos sociales de la actividad extractiva.
La torre de monitoreo en Puerto Madero es, para muchos, un símbolo más del centralismo histórico que ha caracterizado a la Argentina, donde las provincias productoras de recursos naturales ven cómo el valor agregado se escapa hacia la capital.