
La meta era recaudar 20.000 dólares, ya que el estado de salud de Nacho no permitía más quimioterapia y el tratamiento era su última esperanza.
Sin embargo, el viaje nunca se concretó. Según los registros judiciales, González compró una casa en el barrio Santa Ana I y un auto con el dinero recaudado. Ambas adquisiciones se realizaron antes del fallecimiento de Nacho, el 10 de junio de 2020, lo que desató una investigación que culminó en el juicio actual.
La denuncia fue presentada por su expareja y madre de Nacho, quien asegura que los fondos destinados al tratamiento fueron utilizados para fines personales. En el expediente consta que González transfirió la propiedad de la casa a su nueva pareja, Natalia Cuadri, también imputada como partícipe necesaria. Además, no consiguió la aprobación de la VISA para viajar a Estados Unidos debido a sus antecedentes penales.
El caso se agrava con otras denuncias presentadas por su expareja, incluyendo abuso sexual agravado, desobediencia judicial y amenazas.
En entrevistas previas, José González declaró que el dinero fue utilizado en tratamientos para Nacho en Argentina bajo la supervisión de un médico de Miami, debido a las restricciones de la pandemia. Sobre la compra de la casa, aseguró que fue un error no transparentar la transacción públicamente, justificando que la registró a nombre de otra persona por temor a conflictos con su expareja.
“No pudimos viajar por la pandemia, pero Nacho recibió un tratamiento con una droga de vanguardia. Desgraciadamente, falleció antes de lograr la remisión”, expresó González.
El juicio, presidido por el juez Leonardo Feans, concluirá mañana. Las imputaciones principales son estafa y administración fraudulenta, delitos que podrían acarrear penas graves. Este caso expone cómo las colectas solidarias pueden ser manipuladas, generando desconfianza en futuros actos de solidaridad.