La medida, dispuesta a través del Decreto 1039/2024, deroga los incisos que permitían al Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) financiar estos préstamos, argumentando que las tasas subsidiadas afectaban la rentabilidad del sistema previsional. Con esta decisión, el Ejecutivo busca "preservar" el fondo, pero a costa de cerrar una herramienta clave que permitía a miles de jubilados afrontar gastos imprevistos o mejoras en su calidad de vida.
Para los beneficiarios del sistema previsional, la noticia no es más que un nuevo mazazo. Los créditos de ANSES, con tasas muy por debajo de las ofrecidas por los bancos, habían sido diseñados para otorgar un acceso financiero inclusivo en un contexto de inflación galopante, que actualmente supera el 211%. Ahora, según el presidente, la “inclusión financiera” debe quedar en manos del sector privado.
Los créditos eliminados permitían a jubilados acceder hasta $600.000 en cuotas accesibles y con tasas de apenas 29%. Lo mismo ocurría con trabajadores activos de ingresos bajos, que podían solicitar hasta $1.000.000 en condiciones competitivas. La decisión afecta directamente a quienes confiaban en este recurso para solventar gastos médicos, arreglos en sus viviendas o simplemente equilibrar sus finanzas en un contexto económico cada vez más complicado.
Milei defendió la decisión asegurando que “los bancos privados pueden ofrecer mejores alternativas”. Sin embargo, la realidad del mercado crediticio argentino muestra tasas usurarias y requisitos excluyentes que dejan a los jubilados y trabajadores de menores recursos sin posibilidad alguna de acceder a financiamiento.
El argumento oficial también señala que ANSES debe concentrarse en sus funciones principales, y que la eliminación de los créditos aliviará la “carga administrativa”. Pero para miles de jubilados, esto significa perder una de las pocas herramientas que les permitía sostenerse ante la creciente crisis económica.