Su postura se centra en defender su visión ideológica sobre cambio climático, desarrollo sustentable y la crisis en Medio Oriente. Milei ha advertido que no firmará un documento que contradiga sus principios y, de hacerlo, podría desencadenar una crisis inesperada en el foro multilateral.
Milei critica la postura de Lula da Silva, anfitrión de la cumbre, sobre el cambio climático y el desarrollo sustentable. En particular, se opone a la propuesta de un impuesto del 2% a los “super ricos”, promovido por Brasil y algunos aliados. Desde su perspectiva, estas políticas responden más a intereses domésticos que a los de todos los socios del G20.
El mandatario argentino exige que el comunicado incluya una condena explícita a la invasión rusa en Ucrania y al accionar de Hamas en Medio Oriente. Según Milei, los borradores presentados por Lula no reflejan con suficiente contundencia estas demandas. Además, denuncia que Brasil utiliza su influencia en el G20 para suavizar posiciones críticas hacia aliados como Irán y Palestina, lo que considera inaceptable.
Milei aprovechará la cumbre para reforzar relaciones estratégicas:
A pesar de las tensiones, Milei asegura que no busca fracturar el G20, sino lograr un acuerdo que respete sus líneas rojas. Los sherpas argentinos liderados por Federico Pinedo trabajan contrarreloj para encontrar consensos que permitan evitar un quiebre institucional.
La postura del presidente argentino podría marcar un antes y un después en el foro multilateral. Su enfoque ideológico desafía el consenso tradicional del G20, abriendo un debate sobre los límites de la diplomacia y el impacto de las agendas nacionales en espacios globales. Mientras tanto, todas las miradas estarán puestas en su decisión final, que podría redefinir el papel de Argentina en la política internacional.