'Deadpool & Wolverine': humor negro, acción sangrienta y cameos inolvidables.

Bajo la dirección de Shawn Levy, esta tercera entrega de Deadpool abraza su esencia subversiva y lleva su autoconciencia a nuevos niveles, sin abandonar el fanservice que caracteriza a la franquicia.

Deadpool: el antihéroe que se ríe de su propio universo

Desde sus inicios, la franquicia de Deadpool se ha destacado por su capacidad de romper la cuarta pared y cuestionar los tropos del cine de superhéroes. En esta ocasión, el personaje de Ryan Reynolds se enfrenta al multiverso del UCM con su característico sarcasmo, burlándose incluso de la adquisición de 20th Century Fox por Disney.

El regreso de Hugh Jackman como Wolverine agrega una dimensión irresistible: una relación llena de tensión, humor y momentos que oscilan entre la rivalidad y la camaradería. Las escenas de acción entre ambos son tan emocionantes como sus intercambios verbales, consolidando su dinámica como uno de los puntos más fuertes de la película.

Referencias, cameos y el vasto multiverso de Marvel

Uno de los grandes atractivos de Deadpool y Lobezno es su conexión con el UCM, aprovechando al máximo la riqueza de personajes y líneas de tiempo. Cameos sorpresa y referencias a películas como Logan y la serie Loki aportan profundidad, aunque no es imprescindible ser un experto en Marvel para disfrutar la trama.

Sin embargo, algunos momentos parecen caer en la sobrecarga de referencias, dejando a los espectadores menos familiarizados con la saga ligeramente desorientados. A pesar de ello, el equilibrio entre el humor y la acción logra mantener el interés general.

Acción sangrienta y humor negro: la marca de Deadpool

Con un presupuesto mayor y la dirección de Shawn Levy, las escenas de acción en Deadpool y Lobezno son más dinámicas y visualmente impactantes que en entregas anteriores. La violencia explícita y cómica que define la franquicia está presente, complementada por un humor negro que no teme cruzar límites.

Lo bueno y lo mejorable

Aunque la película brilla en sus momentos de acción y humor, la trama pierde algo de enfoque en su último acto. Una escena de batalla saturada de cameos promete más de lo que entrega, dejando cierta sensación de insatisfacción. Por otro lado, la relación de Wade Wilson con Vanessa, un eje emocional importante, queda algo relegada.

A pesar de estas pequeñas fallas, la película recupera su fuerza con una secuencia final llena de adrenalina, reafirmando su identidad como un filme que equilibra lo divertido y lo irreverente.