Según fuentes británicas, se trató de un "aterrizaje de emergencia", pero la Cancillería argentina emitió un comunicado manifestando su "preocupación" y solicitando explicaciones al Gobierno británico.
Argentina considera que estos vuelos forman parte de las operaciones militares destinadas a reforzar la ocupación ilegal de las Islas Malvinas. Además, el episodio ocurrió un día antes de la visita del ministro británico de las Fuerzas Armadas, Luke Pollard, al archipiélago. Este contexto reaviva las tensiones históricas entre ambos países por la soberanía del territorio.
El aterrizaje de los cazas no es un hecho aislado. En octubre, el Ministerio de Defensa británico firmó un contrato de 30 millones de libras con IBM para actualizar el sistema de Comando y Control Aéreo en las Malvinas, conocido como sistema Guardián. Este proyecto busca garantizar una respuesta militar más ágil y mejorar la coordinación en el espacio aéreo.
Para Argentina, estas acciones refuerzan la presencia militar británica en el Atlántico Sur, lo que contradice las resoluciones de la ONU que instan al diálogo entre ambas naciones. La Cancillería señaló que este despliegue militar no solo incrementa las tensiones, sino que profundiza el conflicto de soberanía.
Desde el fin de la Guerra de Malvinas en 1982, el Reino Unido mantiene una base militar permanente en el archipiélago. Aunque Londres la califica como una medida defensiva, Argentina la considera una ocupación ilegal que amenaza la estabilidad regional.
El Gobierno argentino reafirmó su derecho sobre las Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. Además, insistió en la necesidad de respetar las resoluciones de la ONU que llaman a resolver el conflicto pacíficamente.
La Cancillería argentina advirtió que cualquier actividad militar británica en América del Sur, como el reciente aterrizaje de cazas, ratifica la estrategia británica de consolidar su presencia en la región. Por ello, solicitó informes detallados tanto a Brasil como al Reino Unido sobre los vuelos y su conexión con el territorio insular.
Este nuevo capítulo del conflicto ocurre mientras la modernización de las defensas británicas en las Malvinas genera mayor preocupación en el Gobierno argentino.