Protagonizada por Josh Hartnett y Ariel Donoghue, la historia se centra en Cooper y su hija, quienes asisten a un concierto donde la policía intenta capturar a “El Carnicero”, un famoso asesino en serie. Inspirada en hechos reales, la trama combina tensión, intriga y el tono oscuro característico de Shyamalan.
Según Jorge Loser de Espinof, La Trampa tiene momentos donde el suspenso clásico de Shyamalan brilla, especialmente en su primera mitad, creando una atmósfera cerrada e intensa. Sin embargo, la historia parece desviarse en el segundo acto, con giros inesperados y decisiones narrativas que, en lugar de aportar profundidad, confunden. Loser argumenta que el director intenta romper las convenciones de los thrillers tradicionales, pero esta ruptura se siente más como un exceso que como una innovación calculada.
Loser señala similitudes en la atmósfera de La Trampa con escenas de tensión clásica, como la secuencia final de El Hombre que Sabía Demasiado de Hitchcock, o el suspenso contenido de Grand Piano de Eugenio Mira. Sin embargo, a diferencia de estos filmes, que explotan cada giro con precisión, Shyamalan parece perder la coherencia de la narrativa en su afán por sorprender a toda costa. Esto convierte al thriller en un espacio de "todo vale", donde los giros, aunque entretenidos, pierden sentido en la trama.
Para algunos, el enfoque de Shyamalan en La Trampa podría interpretarse como un acto de provocación consciente, un intento del director de escapar de las estructuras tradicionales del thriller. Sin embargo, el enfoque tan centrado en la sorpresa desmedida a veces compromete la calidad narrativa. Además, la participación de su hija Saleka Shyamalan en el elenco ha suscitado críticas, ya que se percibe como un guiño excesivo a su propia vida personal, lo cual termina desviando la atención de la historia principal.
La Trampa es un filme que refuerza la reputación de Shyamalan como un cineasta que no teme arriesgarse y llevar su estilo al extremo. Aunque algunos espectadores pueden disfrutar de su propuesta impredecible y sus audaces decisiones, otros sentirán que la película se desvía en el afán de ser provocadora. En cualquier caso, La Trampa cumple su objetivo: no deja indiferente a su audiencia y confirma que el cine de Shyamalan siempre será una experiencia única.