
En una jornada agotadora para los que protestan fuera del edificio, se sumó la novedad de la movilización de los docentes y nodocentes del Centro Municipal de Educación por el Arte (CEMEPA) con una marcha visible y organizada, algo que no se veía desde 2007.
En una acción colectiva para visibilizar sus demandas, marcharon con banderas y pancartas desde el edificio del CEMEPA hasta el "acampe" donde el resto de los municipales mantiene una protesta activa.
Cerca del mediodía, los docentes del CEMEPA se unieron a la movilización, resaltando la gravedad de la situación.
Aunque históricamente los docentes han evitado interrumpir las clases debido a la complejidad del proceso de enseñanza artística —que abarca actividades dentro y fuera del aula, ensayos, y diversos preparativos— esta vez el parate es total en las seis escuelas que integran el CEMEPA.
La razón principal, señalan, es el "valor punto docente" bajo, lo cual impacta significativamente en sus sueldos; pero tambièn la situación edilicia y material. Aunque reconocen que el deterioro edilicio proviene de las gestiones de intendentes anteriores también, sólo que ahora todo se agrava.
En un comunicado dirigido a estudiantes, familias y a toda la comunidad, los trabajadores del CEMEPA expresaron su frustración por la falta de soluciones ante las difíciles condiciones laborales.
“Nos vemos forzados a pedir comprensión y acompañamiento en este difícil momento, pues no hay buenas intenciones ni voluntad que pueda sobreponerse a tanto malestar”, dijeron. Además, recalcaron que el desgaste emocional se suma al deterioro de la infraestructura del edificio y que "si queremos seguir estando, no podemos dejar que nuestro CEMEPA se siga desmoronando”.
Los trabajadores destacan que esta medida responde al desgaste que enfrentan al tener que sortear necesidades constantes y trabajar en un espacio que carece de condiciones adecuadas. “Ya no alcanza con usar la parte del aula donde no hay goteras, hacer rifas para arreglar el horno de cerámica, o venir caminando si no se puede pagar la nafta”, añadieron en su comunicado.
Comunicado de los trabajadores del CEMEPA
Queridos estudiantes, familias y comunidad:
Queremos iniciar compartiendo nuestro convencimiento de que el CEMEPA es una institución de corazón generoso y de puertas abiertas, que valora, promueve y construye día a día un espacio valioso para el arte en y para la comunidad.
Sabemos que durante los últimos años, fuimos aceptando que sea la propia comunidad del CeMEPA la que consiga lo que hace falta, y generamos esa confianza en que de un modo u otro, resolveremos nuestras necesidades.
Hoy quienes sostenemos día a día estos espacios, nos vemos forzados a pedirles comprensión y acompañamiento en este difícil momento, pues no hay buenas intenciones ni voluntad que pueda sobreponerse a tanto malestar. Muchos de nuestros docentes no llegan a fin de mes y se trabaja arduamente de lunes a lunes para generar contención a fin de que nuestros niños, jóvenes y adultos tengan un lugar como este, para su desarrollo personal y artístico.
Estudiantes, familias, comunidad: Nos conocen. Nos ven y nos escuchan. Somos los mismos que salimos a promocionar talleres, muestras y participaciones. Somos los mismos que compartimos aulas, pasillos, exposiciones y festivales con ustedes. Somos también vecinos que comparten con ustedes escuelas, supermercados y estaciones de servicio.
Acá estuvimos siempre y acá queremos seguir estando. Pero, desde hace un tiempo, el desgaste emocional se sumó al notorio desgaste edilicio y material. Si queremos seguir estando, y estar siempre, no podemos dejar que nuestro CEMEPA se siga desmoronando. Debemos sentirnos seguros en nuestras aulas.
Sabemos el difícil momento que atraviesa nuestro país, y somos conscientes de las diversas dificultades que arrastramos en la ciudad desde hace años. Es este el motivo, justamente, por el cual evitamos lo más posible suspender nuestras clases. El arte sana, salva y libera. El arte contiene y da voz. Pero el arte también enseña a escuchar y realmente ver. Hoy necesitamos expresar lo que nos pasa y nuestra posición, y que sean otros quienes nos vean y escuchen de una vez.
Ya no alcanza con usar la parte del aula donde no hay goteras, hacer rifas para arreglar nuevamente el horno de la escuela de cerámica, o venir caminando si no se puede pagar la nafta. Ya no hay ánimos para que profes, preces y administrativos trabajen más y más horas, por un sueldo que alcanza cada vez menos y menos. Ya no hay más paciencia para reprogramar la reunión ya reprogramada una vez más. No podemos seguir esperando sentados a quienes no llegan nunca a sentarse con nosotros ni recorrer el CeMEPA. Ya no hay más paciencia para hacer, nuevamente, una larga lista de necesidades y urgencias que difícilmente obtendrá alguna respuesta por parte de quienes toman decisiones.
Lo que viene sucediendo, con tanto que hemos dado y tanto que tenemos por dar, nos parece injusto. Y lo injusto, moviliza.
Entonces:
Porque sabemos de la fuerza de la acción, decidimos detener nuestro hacer para hacer de otro modo.
Porque sabemos de la fuerza del movimiento, la palabra y la imagen, decidimos hacer uso de la quietud y el silencio.
Nosotros escuchamos y vimos.
Nosotros hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance. Ahora es su momento de demostrar que nos escuchan, nos ven, y están dispuestos a tomar decisiones y resolver lo que haga falta para poder seguir creando y creciendo juntos.
Estamos aquí, dispuestos a escuchar y más importante; a hacer.