La fiscalía rusa informó que en el bote también estaban los cuerpos de su hermano y sobrino, quienes no sobrevivieron. La tripulación que lo halló inicialmente confundió el bote con una boya, pero al acercarse, comprendieron que había un hombre a bordo, en lo que describieron como una salvación "en el último momento".
El 9 de agosto, Mikhail, su hermano de 49 años y su sobrino de 15 partieron desde la isla de Sajalín rumbo a las islas Shantar para un tour de avistamiento de ballenas. Cuando no regresaron, la familia alertó a las autoridades. La embarcación experimentó una falla en el motor, dejando a los tres a la deriva con provisiones para solo dos semanas. Durante semanas, las operaciones de búsqueda no dieron resultado, y la embarcación fue considerada perdida. Cuando Pichugin fue rescatado, había perdido casi la mitad de su peso, sufriendo de deshidratación e hipotermia.
Tras el rescate, la familia de Pichugin acusó a las autoridades de negligencia, criticando la falta de inspección en áreas clave. Incluso alquilaron un barco privado para buscarlos sin éxito. Los peligros del Mar de Ojotsk —sus aguas heladas y tormentas— hacen que este episodio sea casi milagroso. "No me quedan fuerzas", declaró Pichugin tras su rescate, mostrando el impacto físico y emocional de su dramática experiencia.