La construcción de las represas de Santa Cruz están paralizadas desde hace casi 10 meses y con personal mínimo. Si bien el gobierno de Javier Milei incluyó en el Presupuesto 2025 una partida de $635.000 millones como asistencia financiera para “apoyar” los trabajos en el megaproyecto, la falta de avance con China pone en duda incluso la continuidad de la iniciativa.
Según pudo saber TN, hace unas semanas cambió la conducción en el país del socio chino en la construcción -el gigante Gezhouba, que está asociado con dos firmas argentinas en el proyecto-. La comitiva comenzó a recorrer las obras y mantuvo reuniones con representantes de la UOCRA santacruceña, que al término de ese encuentro alertaron por un posible abandono total, dada la falta de acuerdo entre la Argentina y China.
Y le pusieron fecha a esa decisión: octubre. Si para el mes próximo no se firma la adenda al contrato bilateral (que reconfigura los términos y plazos del proyecto y gatilla el financiamiento por unos US$850 millones), se aleja cualquier posibilidad de retomar los trabajos, que llegaron a ocupar más de 5000 empleados, en los meses donde las condiciones climáticas lo permiten.
Desde la UOCRA incluso expusieron el temor de que sin ese paso formal, los constructores chinos “se cansen” y abandonen de manera definitiva el proyecto.
Esa posibilidad fue descartada de plano por fuentes de la constructora ante una consulta de TN. “No hay ninguna intención ni amenaza de dejar el país, ni las obras”, aseguraron. Remarcaron que buscan avanzar cuanto antes en las formalidades para que la reactivación del megaproyecto en el corto plazo sea posible.
La paralización de las obras en las represas de Santa Cruz, que al finalizar se prevé puedan aumentar en 3% la capacidad de generación eléctrica nacional, derivó desde marzo en la cesantía de cerca de 3000 obreros y profesionales de la construcción. Las empresas a cargo dejaron un mínimo de personal de mantenimiento y cuidado de los obradores.
En mayo, tras el viaje de la canciller Diana Mondino a Beijing, el Gobierno había reafirmado que se respetará el contrato y avanzaba en conversaciones con los constructores, y a nivel político bilateral, para retomar los trabajos en el sur “lo antes posible”. En ese momento, se hablaba de reactivar las obras para el final del invierno, algo que no ocurrió.
A fines de julio, hubo dos movimientos del Gobierno. Por un lado, el Ministerio de Economía pidió un “waiver” a los bancos chinos que financian las represas en Santa Cruz para destrabar una inversión que podría representar unos US$800 millones. En paralelo, Enarsa -la empresa estatal a cargo del proyecto- intimó a la UTE constructora (que integran Gezhouba y las argentinas Eling e Hidrocuyo), por lo que consideraron abandono de la obra.
Por eso, ordenó a los contratistas reincorporar personal suficiente, enviarlo a las obras y comenzar cuanto antes las tareas. Advirtió, además, que los trabajos llevan mucho retraso y que pueden constituir causal para rescindir el contrato.
Según el último informe de la Jefatura de Gabinete en el Congreso, Enarsa “ha reiterado en numerosas oportunidades al contratista que retome las obras y ha presentado a la UTE un borrador de Adenda XII que les permita retomar las obras”, que deberían haberse finalizado en 2022.
Desde el sector privado, rechazaron la acusación y enfatizaron que no están obligados a financiar las obras, y que no obstante lo hicieron durante varios meses para sostener la dotación de personal en el primer trimestre. También dijeron no haber recibido el borrador de la adenda.
Según expertos del sector, todo el proceso implica no menos de cinco meses entre el acuerdo, recontratación de personal y puesta en marcha. “Se está muy al límite para llegar antes de la próxima veda invernal”, señalaron.
Fuente: TN