Una frase empleada una y mil veces como excusa, Agosto se convirtió en un mito y, como todo mito, impone respeto. El Agosto santacruceño no escapa a la regla y se torna difícil de transitar.
El entonces ministro de Economía Álvaro Alsogaray, dijo en una entrevista en ATC el 29 de junio de 1959 que “nuestro punto de partida es muy bajo. Muchos años de desatino y errores nos han conducido a una situación muy crítica. Es muy difícil que este mes puedan pagarse a tiempo los sueldos de la administración pública. […]. Todavía seguiremos por algún tiempo la pendiente descendiente que recorremos desde hace ya más de diez años. Se ha cometido un error en definir a este programa como un programa de austeridad, dejando que cada uno de los habitantes del país viva como pueda y como quiera […]. Las medidas en curso permiten que podamos hoy lanzar una nueva fórmula: ‘Hay que pasar el invierno’.”
Desglosemos entonces nuestro invierno:
Uno: Vidal es firme cuando toma decisiones pero se ahoga en un montón de pequeños vasos de agua para imponerlas. La salida de Jazmín Macchiavelli es un ejemplo de ello. La ahora ex ministra acordó con el gobernador que se había cumplido una etapa y que la súper exposición de su cargo le estaba costando caro a su salud.
Macchiavelli cumplió con una primera etapa difícil y de escaso reconocimiento, su primera tarea fue ordenar las cooperativas que tienen contratos con el Estado. Una verdadera canaleta de dinero casi sin control. Conducciones fantasmas de “cooperativistas” que nadie conocía, nada de papeles y míseras remuneraciones para sus asociados.
Sus acciones no pasaron desapercibidas y la respuesta no podría haber sido otra que la que tuvo, una operación política detrás de otra, que la fueron desgastando. Las cooperativas fueron regularizadas una a una y el Estado ahorró un dineral, pero lo que no se ahorró fueron problemas.
Sin embargo, la salida de Macchiavelli termina embarrada por las desinteligencias internas de un gobierno que a veces parece atarse a propósito los cordones al revés para no caminar. No se anunció como corresponde, y su nombre fue envuelto en infinidad de rumores totalmente evitables.
Dos: Ganancia para pocos. Santa Cruz evitó históricamente que los trabajadores estatales paguen el impuesto a las ganancias merced a un decreto de Néstor Kirchner que lo exceptuaba y que sobrevivió a los gobiernos nacionales que lo sucedieron, incluido el de su consorte. Sin embargo, fue su propia hermana quien le puso fecha a su certificado de defunción cuando decidió adherir al sistema Sarha, un sistema integrado de liquidación de haberes y de Administración del personal que está centralizado en AFIP. Está compuesto por varios módulos donde se administra todo tipo de novedades del legajo hasta la liquidación de haberes.
Conclusión, con la nueva ley bases y el regreso del impuesto, al liquidar con un sistema nacionalizado en contacto y control de AFIP, ya no se puede evitar la retención. Vidal aplicó el remedio sin leer el prospecto de las contraindicaciones. Decidió que el Estado se haría cargo de esa diferencia y abonó el concepto de la cuarta categoría, para que los salarios estatales no se vean alterados. Desoyó a quienes le aconsejaron una directa y llana rebeldía amparada en el decreto de Néstor. A raíz de ello, en lugar de trabajadores vitoreando su nombre en las calles, obtuvo destempladas críticas (algunas inspiradas en la más cruda miseria política y otras amparadas en una realidad innegable) por estar favoreciendo a la parte más empinada de la pirámide salarial, en franca desprotección de los que están abajo. De nuevo, atarse los cordones en los zapatos equivocados y tropezar al caminar.
Tres: Ni muy muy, ni tan tan. Todavía es muy temprano para definir el gobierno de Vidal, pero es cierto que ordenó las cuentas de la provincia en un momento de crisis histórica terminal. Le tocó gobernar con un 30% menos de ingresos nacionales, le cayó la devaluación, se acabaron los ATN e YPF no para de caer en su producción y sus consecuentes regalías. La suma de todos los males.
Con todo eso, se las arregló para comenzar las clases con normalidad luego de tantísimos años, recuperó escuelas con sumo esfuerzo, sorteó un histórico temporal de nieve y recompuso los salarios estatales por encima de la inflación, cuando en todos lados están en caída. Entonces ¿es tan malo?.
Si la oposición kirchnerista aún tiene algunos micrófonos y un gramo de atención, es porque el propio gobierno insiste en amplificar sus internas y se desconcentra de su verdadera tarea, que es la de hablar de sus fortalezas.
Cuatro: Si agosto pasa, llega septiembre. Los tres grandes temas de Vidal siguen con su exitosa incertidumbre. El gobernador está plantado en sus prioridades, pero el gobierno nacional va estirando el problema hasta que la soga termine por cortarse. Milei explícito y recargado, sobre todo desde que Alberto Fernández le dejó servida en bandeja la más profunda crisis que haya atravesado el peronismo en toda su historia.
Así entonces, Milei no tiene interés alguno en resolver el problema de YCRT y aunque el gobernador se resista, marcha hacia la privatización. El presidente retrasa las negociaciones para que retomen la construcción de las represas y los chinos tienen cada vez menos paciencia. Nada indica que el mandatario argentino esté cerca de aproximarse al gigante asiático, lo cual genera un problema de una gran paradoja; ya que China debe decidir entre frizar a Argentina de sus amistades y aceptar un fracaso en la obra de ingeniería civil más importante fuera de su territorio, o continuar la obra y someterse a un inconveniente diplomático por acordar con un país que no para de agredirlo.
En el caso de YPF, del plan A se pasó al plan C en un ratito y pronto se agotará el abecedario, si es que la empresa y la provincia no logran acordar un traspaso de las áreas que respete las mandas constitucionales y los derechos santacruceños.
Septiembre, entonces, puede ser que esté lleno de flores, pero recién se están recorriendo las espinas.